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ALCOHOLISMO FAMILIAR

El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva e incurable que afecta las áreas bio-psi-sociales del individuo y su entorno. Hacia 1974, el Dr. Peter Steinglass, médico psiquiatra y coautor del libro "La familia alcohólica", menciona que la denominación de familia alcohólica se utiliza cuando nos referimos a familias en las cuales el alcoholismo se ha convertido en un principio de organización central. Todo gira en torno al consumo del enfermo.

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El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva e incurable que afecta las áreas bio-psi-sociales del individuo y su entorno. 

Hacia 1974, el Dr. Peter Steinglass, médico psiquiatra y coautor del libro \"La familia alcohólica\" , menciona que la denominación de familia alcohólica se utiliza cuando nos referimos a familias en las cuales el alcoholismo se ha convertido en un principio de organización central. Todo gira en torno al consumo del enfermo.

Su investigación le llevó a observar en mayor profundidad la organización familiar, ya que hasta entonces las investigaciones se centraban en la salud bioclínica del enfermo alcohólico. Cada familia con un miembro alcohólico debe hacer frente a un estado que es crónico y que tiene un curso de desarrollo predecible, podemos decir que la misma en cierto modo ha logrado mantener su estabilidad estructural y funcional a largo plazo, a pesar de lo que podría entenderse como un estado desestabilizante.

El alcohol es una poderosa droga cuyas propiedades psicofarmacológicas incluyen la capacidad de producir efectos estimulantes transitorios y efectos depresivos posteriores, así también importantes perturbaciones en el estado de ánimo, la memoria, el conocimiento, el sueño, la conducta sexual, entre otros.

Estas perturbaciones cognitivas en el enfermo obligan a menudo a los miembros de la familia a comunicarse en formas no verbales. Empieza a predominar el silencio, ya que no se habla de lo que pasa, desaparecen los rituales familiares y las actividades en grupo, y se crean alianzas dañinas entre hijos y el cónyuge no alcohólico.

Los miembros de la familia se adaptan y organizan en torno a la problemática. El estrés no se limita al bebedor o al cónyuge no alcohólico, sino que se extiende a todos ellos.

 

La familia alcohólica

Padre alcohólico, en ocasiones está presente y es amoroso, y en otras está aletargado, es desinteresado o agresivo.

Pareja alcohólica, cuanto más bebe su compañero es más propenso a padecer ansiedad, depresión e irritabilidad. La extenuante tarea de tratar de convencer al compañero alcohólico a que abandone el consumo resulta una tarea desgastante, desmotivadora y frustrante.

Hijo de alcohólico, posee altos niveles de estrés, inseguridad, desconfianza y preocupación. Madura emocionalmente más rápido pues tiene que colaborar y ayudar al padre alcohólico que ve desvalido y en muchas ocasiones debe arbitrar en las peleas de los padres.

 

La trabajadora social Claudia Black, en su libro <> detalla conductas de los hijos de alcohólicos, aprendidas durante su niñez y adolescencia para lidiar con los problemas, y que continúan durante la adultez: dificultades para confiar en otros, expresar sus sentimientos, pedir lo que necesitan y relacionarse íntimamente.

Sus problemas básicos son el no hablar, no sentir, no confiar, sentimientos de culpa, control excesivo, aislamiento, y una que se repite mucho, relacionarse con parejas afectivas que no están disponibles.

La dinámica de cada hijo también es diferente, uno es muy responsable y resuelve los problemas, “el adaptador” se adapta a cualquier situación y “el conciliador” es el más sensible y trata siempre de reducir las tensiones tratando que todos se sientan bien.

Por último, podemos decir que cuando ya no hay un bebedor en la familia la desorganización no cambia, los hijos no reconocen la necesidad de cambiar y continúan con las conductas que les ayudaron a mantenerse a salvo dentro de sistema familiar. Por ello es importante hablar tempranamente sobre la enfermedad, la pareja no alcohólica debe informarse e informar a la familia sobre las implicancias de la enfermedad.

La terapia familiar resulta efectiva y aunque el enfermo no asista a terapia los demás miembros deben hacerlo para su beneficio personal.

Hasta el presente no se encontraron curas para la enfermedad del alcoholismo, que por su complejidad debe tratarse de manera multi e interdisciplinaria. Sin embargo, los grupos de Alcohólicos Anónimos han logrado que muchos bebedores problemáticos puedan dejar de hacerlo, mediante su programa de 12 pasos que internalizados favorecen el cese del consumo nocivo de alcohol.

Replicando este programa, existen grupos de autoayuda o ayuda mutua para familiares y amigos de enfermos alcohólicos y para los integrantes más jóvenes. En Paraguay tenemos más de 60 grupos en varios puntos del territorio nacional, uno puede informarse más en las oficinas ubicadas en Carmelo Figueredo y Juan A. Rodas o comunicándose al 021 907805 o 0983 847093.

www.alcoholicosanonimos.org.com.py

 

Lic. María Delia Delvalle

Psicología - Área de desempeño alcoholismo