OSTEOPOROSIS Y LA DIABETES
Es bien conocido que las personas con diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2, tienen un mayor riesgo de fracturas óseas, aunque no se conocen exactamente los mecanismos implicados, y posiblemente sean distintos en la diabetes tipo 1 que en la diabetes tipo 2.
En la diabetes tipo 1, es muy frecuente observar una densidad ósea disminuida, aunque no se sabe exactamente por qué.
Se piensa que la insulina, que es deficiente en este tipo de diabetes, posiblemente ayuda al crecimiento y fortalecimiento del hueso.
Como el pico de masa ósea ocurre entre los 25 y los 30 años y la diabetes tipo 1 usualmente aparece a una edad más temprana, la masa ósea no se forma adecuadamente y es posible que estos paientes nunca logren una masa óse optima, lo que aumenta el riesgo de desarrollar osteoporosis en la edad avanzada
En las personas con diabetes tipo 1 es frecuente encontrar osteopenia y deberían ser considerados como individuos de alto riesgo de presentar fracturas osteoporóticas. Por tanto, es recomendable realizar una determinación precoz de la masa ósea y descartar otras condiciones autoinmunes que pudiera afectar a la masa ósea, como el hipertiroidismo o la celiaquía.
En la diabetes tipo 2, sin embargo, la densidad mineral ósea, tal vez en relación con la obesidad, suele ser normal o se encuentra aumentada, pero a pesar de ellos las personas afectadas presentan un mayor número de fracturas. Esto plantea una dificultad añadida en cuanto al diagnóstico y el pronóstico, ya que el valor de la DMO (Densitometría Mineral Ósea) para predecir fracturas osteoporóticas se ve limitado, debido a que el problema no radicaría tanto en la cantidad como en la disminución de la calidad del hueso, y es posible que el incremento de fracturas observados sea consecuencia del mayor riesgo de caídas.
Por otra parte, posibles complicaciones derivadas de ambos tipos de diabetes como la disminución de la visión, la neuropatía periférica (que disminuye la sensibilidad de los pies) o las hipoglicemias pueden aumentar el riesgo de fracturas, al ser todos ellos factores que predisponen a sufrir caídas.
¿CÓMO PREVENIRLA?
La previsión se basa en dos pilares fundamentales: ralentizar la pérdida de hueso fomentando estilos de vida saludable con una dieta equilibrada, una exposición solar suficiente para la síntesis de vitamina D, aumentando la actividad física y evitando los hábitos tóxicos y por otra parte someterse a una DMO periódica para poder hacer el diagnóstico precoz llegado el caso.
RECOMENDACIONES
En cuanto a la dieta, hay que tener en cuenta que la leche y derivados contienen importantes cantidades de calcio y además su contenido en otros nutrientes como proteínas o lactosa favorece la absorción de este mineral. Pescados, huevos frutas, verduras o pan lo contienen aunque en menor proporción y en forma menos absorbible. La ingesta de medio litro de leche al día o su equivalente en productos lácteos aporta 600mg de calcio, cantidad que junto al que se ingiere con el resto de la dieta, asegura un adecuado aporte en el adulto. En personas ancianas y mujeres postmenopáusicas se recomienda una ingesta diaria de 1200 mg de calcio y 400-800 UI de vitamina D.
No es recomendable abusar de determinados alimentos que disminuyen la absorción de calcio, como el salvado o los cereales integrales, ya que contiene fitatos, ni del fósforo abundante en alimentos de origen animal, como carnes, pescados, huevos, lácteos, así como en legumbres y bebidas refrescantes de cola.
Dra. Evelyn Aponte Torres.
Especialista en Endocrinología y Nutrición.