ANSIEDAD Y ALIMENTACIÓN
Cualquier paciente que está pasando por la experiencia de querer bajar de peso puede afirmar: hacer una dieta no es nada fácil (por supuesto, hablamos de planes de alimentación sanos y equilibrados supervisados). Pero la realidad, es que hacer un régimen dietario no es nada sencillo: se trata de cambiar de hábitos, re–educación alimentaria, comer otro tipo de alimentos a los que tal vez no estamos acostumbrados, cuidarnos con las grasas y calorías, y claro, ¡el proceso es lento!
Uno de los aspectos más difíciles de controlar cuando haces dieta es la ansiedad que sientes los primeros días. Después de un tiempo tu cuerpo se acostumbra a tu nuevo estilo de alimentación y ya no sentirás la necesidad de pan, dulces y otros alimentos que por lo regular te restringen cuando quieres bajar de peso.
La clave es no desesperarse ni obsesionarse por querer bajar de peso rápidamente porque eso no sería saludable. Es importante tener paciencia, responsabilidad y constancia. Sin embargo, si estás haciendo una dieta, hay ciertas costumbres que podés adquirir y te ayudarán a no sentir hambre ni ansiedad entre comidas.
¿SABES CUÁLES SON?
1- SOPAS: antes de tu almuerzo o cena, tomar una sopa es una excelente idea porque te hará sentir saciedad. Lo ideal es que sean sopas desgrasadas y caseras. Si son de vegetales mucho mejor. Las sopas naturales son sanas si las preparas sin grasas, con poca sal y usando vegetales.
2- GELATINAS LIGHT: casi no aportan calorías, y como son casi en un 100% agua, te ayudan a mantenerte hidratada. Por eso, cada vez que sientas hambre, en vez de recurrir a un snack o una golosina, recuerda: comé una gelatina light.
3- NO DEJES PASAR MÁS DE TRES HORAS SIN COMER: hacer dieta no se trata de no comer, si no de comer adecuadamente. Estar mucho tiempo sin comer hace que cuando tengas oportunidad de probar un bocado, te descontroles. Por eso, a media mañana, luego de almorzar y antes de la merienda, o sea, entre comidas, es buena idea que te comas algo pequeño. Si quieres mantenerte dentro de tu régimen, recuerda que no debe tener más de 200 calorías como mucho: lo ideal es un yogurt descremado o una fruta. Pero también puede ser un huevo duro, una porción de queso light, una barrita de cereal, etc. Acompaña el snack con una infusión caliente y verás como la ansiedad y el hambre disminuye.
4- BEBE 2 LITROS DE AGUA POR DÍA: seguro ya sabes que debes tomar esta cantidad de agua, pero tal vez no lo haces porque es un hábito al que la mayoría de los pacientes no están acostumbrados. Intenta de a poco hacer de este hábito una costumbre, y verás que te ayudará a bajar de peso: te hace sentir con menos hambre y te ayuda a eliminar toxinas. Llevá al trabajo o a la facultad una botella de dos litros y que sea tu objetivo diario tomarla toda.
5- AUMENTA TU ACTIVIDAD FÍSICA: si haces ejercicio, bajarás en automático tu nivel de estrés y de ansiedad. Además de quemar calorías, liberarás endorfinas que nos hacen sentir bien.
6- DILE ADIÓS A LA CULPA: la culpa es un círculo vicioso. Nos atracamos de comida por ansiedad, nos da culpa y el remordimiento nos hace comer más. Parece ilógico, pero así funcionamos. Por tu bien, tienes que comer consciente. Por ejemplo, un día tenes un evento, fiesta o simplemente te dio ganas de comer un trozo de torta, cómelo con responsabilidad, volvé a los hábitos saludables y no te vayas “como hilo de media”. Recuerda que no subimos de peso por un trozo de torta de vez en cuando sino por muchas tortas y todos los días.
PARA TENER EN CUENTA: todo aquello que comemos, tiene efectos directos sobre cómo nos sentimos física y emocionalmente; el secreto está en el esfuerzo, la voluntad, la constancia y en la interpretación de lo que significa realmente la comida en la vida de cada uno de nosotros.
Lic. Fátima Rojas Villanueva.
Nutricionista- Especialista en Nutrición Clínica y Dietoterapia.